Algunas personas me han enviado sus sueños, sus ensueños, sus visiones de sus prácticas, asumo que esperando alguna interpretación, que por supuesto no han recibido de parte mía...
Para mantener la reciprocidad por lo que me han compartido, decidí colgar este "ensueño" que tuve por Semana Santa, como invitación a que compartamos más en este hilo. No busco ni espero interpretaciones, aunque no cierro con esto la posibilidad de comentarios o preguntas. Sólo se me ocurrió que sería bueno abrir un espacio en el que pudiéramos compartirlos, pues creo que el simple ejercicio de recordarlos y verbalizarlos a través de la escritura ya genera excelentes "insights"...
Un abrazo,
Piti
"...Todo era muy oscuro a mi alrededor. Sentía que estaba en una cueva, solo. Pero no sentía miedo. Tal vez más soledad que miedo o angustia. Entonces prendí la vela que tenía en mis manos. Me vi alumbrado por la luz de la llama de la vela. Luego otro yo encendió su propia vela con la mía y nos miramos, como reconociéndonos. Sonreímos. Sin que pasara un instante los otros yos de mi derecha y de mi izquierda encendieron sus velas y ya éramos cuatro con una luz que salía de las cuatro velitas juntas en el centro. Y entre cada uno de nosotros aparecieron otros cuatro para ser ocho, formando un círculo/octágono de yos con su luz en el centro. Y alrededor y detrás de cada uno comenzaron más y más yos, apenas perceptibles por su luz, a prender sus velas y a compartir su fuego hasta que nos convertimos en una multitud. Pero cuando volví mi atención a los otros siete del círculo interno, vi que no eran yo. Eran mis más cercanos, familiares y amigos, que ahora resplandecían con sus velas y las velas de los demás. Y todos los de alrededor comenzaron a tener identidad propia, la mayoría conocidos. Formábamos todo un tumulto de caras resplandecientes, sonrientes, plenas, alumbradas por las llamitas de las velas de todos. Ya no había ni centro, ni cuadrado, no octágono, sino multitud, grupo. Y mucha luz.
Por primera vez dirigí mi atención hacia arriba y descubrí que lo que había creído que era una cueva era el domo interno de un gran templo dorado. Al mirarlo bien, descubrí que era como de cristales y que el dorado era la luz de las miles de velas reflejándose y refractándose en un baile vivo y cambiante de colores y destellos. Me quedé como embobado disfrutando del espectáculo de nuestros reflejos en el domo, hasta que volví de nuevo mi atención hacia abajo. Pero no hacia las caras de la multitud, sino hacia nuestros pies, hacia le piso. Pero no había tal piso. Todos estábamos flotando en la luz brillante de la otra mitad del domo, que conformaba la esfera gigante en la que estábamos. La ilusión de estar parados era sólo eso – ilusión. Éramos la fuente de la luz que se reflejaba en toda la esfera, creando a su vez ese espacio de luz compartida en la que todos flotábamos sonrientes.
Mi atención salió de la esfera, sólo para descubrir que era una de miles, de millones de esferas que formaban todo un tejido de luz, volumen puro e inseparado, que cambiaba de forma en olas, como la niebla con el viento…"
Wow! Qué deleite leerte... para mi el gran descubrimiento es que hasta hace relativamente poco tiempo no recordaba los sueños, ponía la cabeza en la almohada y era como si me "desenchufara" hasta el día siguiente. Como ya puedo recordarlos, los disfruto simplemente sin preocuparme por interpretarlos y me divierto escribiéndolos y después de un tiempo volviéndolos a leer.
Una gran sonrisa de corazón
Patri
¡Gracias Patri!
...a mí me encanta la confirmación de que lo sutil y lo brillante, sin importar si es pequeñito como una vela, siempre vence sobre lo denso y oscuro, así sea una "cueva gigante"...
Ojalá pronto compartas uno de tus "ensueños" aquí.
Un beso,
Piti